saltarme el almuerzo,
estar solita en mi pieza,
pintar un mandala,
esperar que vengan los chiquillos,
apagar el celu pa no ver la hora,
sentir odio en el fondo de mi corazón
(y el odio no se va con nada, ni con cloro, ni con vacaciones, ni con un castigo buena onda")
poner el disco de los Guns que me encontré por ahí botado,
llorar un ratito de pena,
después de rabia,
después de impotencia,
luego por el vacío,
y después quedarme sentada sin sentir nada,
sin que se quiera asomar ni una lágrima.
Pensar cómo he perdido todo,
hasta la más nimia sensación de felicidad,
pensar como nada de lo más maravilloso volverá,
pensar que el tiempo se detuvo en mi corazón,
y hasta que salga de esta prisión...
no volveré a sentir amor.
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