Las réplicas me apretan la guata aunque me quiera hacer la valiente insultando con improperios huevones a las placas tectónicas y a la pachamama que no para de perrear, pero en el fondo se me llenan los ojos de lágrimas y quiero salir corriendo -teniendo claro que no sirve para nada.-
Entonces no quería dormir sola, me di hartas vueltas, tomé sopa de brócoli, vi tele, me lavé los dientes, conversé con mi mamá y la convencí de que era seguro ir el domingo a Rock por Chile.
- Sofi, ¿querí dormir conmigo hoy?
- Ya bueno, pero en mi cama.
- Ya.
- ¿Teni miedo acaso?
- Un poquito.
- Ya, yo te cuido entonces.
Me saqué los aros, el collar, la ropa y me amarré el pelo. Tomé mi celular, mi almohada y un libro de Fuguett y me acomodé al rinconcito de la cama de mi hermana chica, que me iba a cuidar en caso de una réplica maricona. La Sofi se duerme y tres segundos después una sacudida pequeñita, la miro y ni se mueve, asi que intento concentrarme en el libro lo más que puedo, avanzo 20, 30, 60 páginas y derrepente las letras se ponen a bailar, se deslizan, se provocan, se tocan y se chupetean. Ya, tengo mucho sueño, mejor me acomodo para dormir. Abrazo a la engendra que esta cubierta por una capa delgadísima de sudor de bebé. Me duele la guata, me palpita la cabeza, se me revuelve el olor de su pelo con el olor del pañuelo, con el olor de los peluches y el olor de la colonia de frutilla. Me vence el sueño, pensamientos oníricos más estrafalarios de lo normal me estrujan las neuronas y me despierto con un temblor (¿otro terremoto, mamá?) la Sofi ni me pesca, ella feliz soñando con los unicornios. Me tiemblan las manos. Intento dormir otra vez, pero me confundo y en vez de dormir me vuelvo a despertar, tiembla de nuevo o tiembla por primera vez, quizás no tiembla realmente y comienzo a flotar por encima de los muebles, me siento arriba de la cómoda, me peino con el cepillo morado y después vuelve a temblar, otra vez me quedé dormida o me desperté, o quiezás nunca me dormí y por lo tanto no despierto más. Abro un ojo y veo a alguien en la puerta.
-¿Está temblando?- pregunto.
-Ni idea- responde una voz conocida.
Estaba oscuro afuera, es de día pero está oscuro, lo sé. Me gana el sueño otra vez, maldita batalla que siempre me encuentra en desventaja. El olor del pañuelo me confunde y pienso que me voy a despertar al lado de otra persona y entonces siento las patitas en mis rodillas y abro los ojos, la Sofi me pega mientras sigue durmiendo y yo por fin desperté. Tembló anoche, digo para mis adentros, encontrando bien hueóna mi reflexión. Miró el celular, 11:14 am. Mierda, me atrasé. Salto como resorte de la cama, me meto a la ducha, me arreglo el pelo, me pongo la ropa, me maquillo con una mano mientras me pongo los zapatos con la otra.
-Oye, llego a las 12:30, me quedé dormida.
-Ok, te espero.
Cuelgo. Mierda, mi bolso se está lavando, adonde cresta dejé el pase, la tarjeta del banco, chucha, no sé si tengo la plata. No voy a llegar, me carga ser impuntual, cual era la micro, mamá mejor anda a dejarme tu, si total a ti se te olvidó despertarme. Desayuno en el auto, se me rayó el celular, aló ya llegué, Hola tiene redcompra?, ya me voy altiro porque mi mamá me está esperando, hablamos por facebook, te quiero, gracias, chau.-
YA NO SE QUÉ HUEÁ.
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