Saturday, April 16
M♥
Me gustaba verte las mejillas encendidas mientras caminabas hacia mi cuando por ansiosa yo me adelantaba a la hora acordada y me encantaba la preocupación en tu voz entrecortada preguntando si había esperado mucho rato. Me gustaba poner mis manos frías sobre tus pómulos que cuando arden así te hacen ver más lindo que nunca. Te sacabas la chaqueta y me la pasabas por sobre los hombros (-tan helada que estás, pequeña) y cruzando tu brazo por mi cintura con firmeza, caminábamos una cuadra. Yo pensaba que no quería estar ahí, pensaba que quería estar en otra parte contigo, con tu brazo en mi cintura y tu chaqueta sobre los hombros, pero no ahí, precisamente no ahí. El andén, los boletos, esperar. -No quiero estar aquí, vámonos, porfavor. Entonces tu mano tibia se vino a encontrar con la mía, que estaba fría y entumecida, y me miraste a los ojos mientras prometías que todo iba a estar bien, que nada malo podía pasar, que estábamos juntos y que con eso era suficiente por esta vez. Te creí. Me gustaba sentir que mientras cruzábamos el umbral de aquella maldita puerta no dejabas de apretar mi mano entre la tuya, y mis dedos muertos por el frío de la noche por fin volvieron a la vida. Me gustaba pensar que estabas tan cerca mío como siempre quería que estuvieras, me gustaba acurrucarme en tu cuello, sentir tu olor rico y apretar tu mano, mirarte y de vez en cuando susurrarte las gracias por estar ahí. Mientras, nos sentábamos cerca de la ventana y mi corazón retumbaba por todo el vagón. -No quiero viajar, tan solo quiero llegar pronto, tengo miedo, tengo frío. Pero ya estaba hecho. Un viaje tranquilo y sin sobresaltos, tu mano en la mía el tiempo completo, y no sé donde quedaron los miedos, si se quedaron en Santiago, si se perdieron en el camino. Lo que sé es que al llegar nos esperaba una mañana resplandeciente y charquitos de agua de la noche anterior. -¿Ves? Ya pasó la tormenta... y ahora viene nuestro sol. No creo poder recordar unos días más maravillosos, y sin embargo no podría nombrar un sólo hecho que los convirtiera en eso. Sé que hubo tantas palabras y muchos sentidos, y amor y pasión y llanto y alegrías. Pero lo que ocurrió en esos días es tan solo nuestro. De nadie más. Talca nos esperará.
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