Me morí un buen rato en ese momento, sin saber que hacer, si correr o gritar o quizás simplemente largarme a llorar. Ahogué una considerable cantidad de lágrimas y durante un tiempo desconecté mi sistema, hice a un lado el cerebro y los sentimientos, separé las palabras de mi cuerpo, no estuve consciente y no sé cómo de un minuto a otro tenía su voz en el oído contestando el teléfono, y no sé cómo de todo eso pasé a estar en la puerta llorando colgada de su cuello. No sé cómo no morí en el proceso ni cómo puedo estar aquí todavía, no sé cómo puedo caminar por la calle o cómo puedo reírme a veces, o como puedo sentarme una tarde entera a beber té de canela en el sillón abrazada al mismo cuello que me sostiene llorando porque no quiero sentir mucho más, ni quiero pensar, ya no quiero dormir porque no quiero soñar. Se siente como mierda putrefacta. Se siente como mil docientos cincuenta millones de lactobasilos podridos ingresando a la fuerza a través de agujas en tu pupila húmeda, o como morirse y despertar y tener que seguir viviendo sabiendo que ya te moriste y que nada tendrá mucho sentido ahora. Pero even if it feels crappy, it feels really less crappy if you have someone to share your crappiness.-
(y no sé si entiendes, pero eso quiero decir.)
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