La noche anterior, luego de cortar el teléfono, lloró. Se mordió las manos para ahogar los sollozos porque no es agradable que alguien abra la puerta en medio de la noche, espantado por el llanto, y le haga preguntas que no tienen respuestas muy convincentes. Deseó teletransportarse, dormir de una vez durante mucho tiempo, apoyó la cabeza otra vez en la almohada y apretando el monito de peluche contra el pecho pensó en la frase "Si he de comer, no haré nada más que comer, y si he de dormir, no me concentraré en nada más que en conciliar el sueño." Pero los pensamientos siguieron ahí. Quizo espantarlos tranquilizando las lágrimas y regulando los suspiros pero estaban ahí, la mirada de él sobre otra, sus cuerpos sobre el pasto... la mirada. Alguna vez había estado sobre ella, esa mirada.
- Estoy enamorada de este vestido!
- Yo... estoy enamorado de ti.
Y los mismos besos, las mismas caricias, las exactas miradas le pertenecieron durante un tiempo. Pero en ese momento no. Y los recuerdos revoloteaban a su alrededor como burlándose de la sola idea de dormir, burlándose de lo torpe de las palabras, de lo frágil que son las emociones, se burlaban de como un recuerdo maravilloso pudo de pronto convertirse en algo feo. Pero se ensuciaba la boca hablando pavadas. Y aunque nunca lo esperó estaba su olor, ahí, impregnado en el monito de peluche. No se puede pasar una semana sin que se quiebren las sonrisas.
Lloraba en silencio, pensando en sus manos, pensando en la mirada que le recorría el pelo a la otra mujer acostada en el pasto, pensando en la boca que deseó besarle hace tan poco tiempo, a los brazos que quisieron volver corriendo a esos otros brazos, pensaba en todo eso y todo perdía sentido, su tiempo perdía sentido, las palabras, las llamadas, el cariño, la confianza, los besos, las caricias y hasta los abrazos. Todo perdía sentido porque 24 horas sin saber de alguien que realmente importa hacen la diferencia. Se desvanecía todo eso porque se pretende ocultar algo que no es malo, ni feo, ni incorrecto. Se pierde todo, hasta el amor, al darse cuenta que nada es como en realidad quiere que sea, que todo está distorcionado a su manera en su corazón, que las personas que se quieren lo demuestran y no se hieren.
Y se durmió pensando en él. Y él pensando en otra. Y la otra durmiendo con alguien que besa sus pisadas en el suelo. Quizás quien estaba pensando en él... quizás él también estaba pensando en otra.
No comments:
Post a Comment