Soy de esas personas malcriadas que les gusta ser únicas en la vida de los demás. A veces siento que nada es cierto, que todo es una mentira, una farsa inventada por el más cruel de los guinistas, de esos que no saben lo que significa sentirse solo y claustrofóbico en tu vida, dormir para escapar, para no enfrentar. Entonces se me pasa la vida o riendo o llorando, aburrida, como diría mi profe de filosofía, en un ocio-no-productivo, sin desarrollar la mente, viviendo del café con crema y el queque con manjar. Y aunque las caminatas duren horas, solo sirven para congestionar más los ojos y la nariz, para que duelan los pies y el vacío se agrande. El que no falte nada solo empeora las ganas de dormir, la cafeína a perdido el efecto y la última niebla sigue comiéndose vivo cada recuerdo y cada sentido, difuminando el borde de la cordura, aumentando el efecto de las luces de colores. Digamos que la única felicidad está acá adentro pero el sueño me vence cada día antes de encontrarla. Por un lado es importante, pero ya de cosas importantes no quedan más que las palabras. A las palabras se las lleva el viento.~
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