Intento salir a divertirme y me divierto para olvidar. Entre tanta distorsión y tantas risas he olvidado las facciones que dibujaban espejismos de felicidad, esos espejismos que a medida que avanzo hacia ellos retroceden con el horizonte, y se burlan. Siento entonces ese vacío en la guata, ese sentimiento nauseabundo, esa punzada mortal que apunta directamente entre los ojos y hace llorar. Hago mil preguntas, pretendo mil respuestas y a cambio recibo evasivas, recibo acumular ese odio y ese rencor que cuando se disipa poco a poco da paso a un dolor constante, que está ahí aunque se quiera ignorar. Y ese dolor se hace costumbre. No hay más árboles verdes de flores rosadas, no hay más ciruelos mojados, no hay más narices entumidas. Hoy es la huella del error que cometí ayer, esos errores malditos que atormentan la mente y no me dejan dormir más.
(cada sueño que sueño se parece más al anterior.)
(cada sueño que sueño se parece más al anterior.)
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