Thursday, October 28
"Aquí hay miedo a ponerse de pie"
El olor a canela, las luces ahí no más, no entiendo de dónde salgo o de donde emerge pero aquí estamos y hay cosas alrededor, esto no suele ocurrir, cariño, cuando estaba junto a ti el mundo se desvanecía y conseguía ser feliz. Hoy es todo tan igual pero a la vez tan diferente. Mientras antes lograba encantarme con tu-todo-incompleto hoy no eres más que algo que está, algo que me abraza y me elogia, algo que me toca, me provoca y me destroza, me eleva y me deja caer, eres por fin un algo completo y completamente todo esto me desagrada. Pero todo es igual. Me siento a esperar, a marcar, a llamar, a conversar, a reír y a veces hasta me acuerdo de soñar (aunque eso es solo cuando logro dormir). Yo siempre intento convencerme a mi misma de que no se puede, porque bueno no sé, simplemente me cargan este tipo de cambios, pero parece que ya es demasiada la obviedad de que si se puede así que no queda otra; parece que tendré que conformarme con poder, y entonces voy a escalar tan alto como la otra vez y miraré hacia abajo y me va a dar vértigo pero filo, la gente que no quiero que llegue le teme a las alturas entonces nunca me van a alcanzar. Y escucharé esas canciones que se deben escuchar cuando estás en la cima del mundo, las canciones que HAY que escuchar cuando estás en el aire flotando guatita al sol o al río, como tu quieras, da lo mismo, pero esas canciones hay que escucharlas y además hay que corearlas o silvarlas o cantarlas o tararearlas, y te haces parte de la canción hasta que se acaba y estás en ese estado de nirvana, ese éxtasis existencial (digo yo) y luego flotamos. Luego me bajo de la nube, me limpio bien los zapatos y entro a la casa, las llaves frías en la mano y el pelo un poquito húmedo porque cuando cierro la puerta con fuerza caen las gotitas de la enredadera de la entrada, y me duele la guata de los nervios y me tiro al suelo y lloro de felicidad porque esas tres décimas importan, y son mías porque yo me las gané, son mías mías mías y nadie más en el mundo entero las tiene y las quiere tanto como yo quiero mis tres décimas que son mías, y cuando estoy tirada en el suelo con las patitas en la pared me doy cuenta que esta es mi única forma de sobrevivir, y debería dejar de sobrevivir y empezar a vivir con cuática, cosa de ir a tirarme al pasto con la gente cantando canciones y bailando en la micro, de tocar el djembé y la guitarra y consumir amor por montones, consumir y consumar amor en el futón y también deshacer todo lo dicho, todo lo hecho, todo lo acordado en la entrada, mientras se me moja el pelo porque cuando me enojo cierro la puerta muy fuerte y la enredadera gotea en mi cabeza, debería decirte que ya no me importa, porque no importará, ya no importará. Para qué quieres enamorarte si puedes ser un adolescente, cariño.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment