¿Sabes lo único que me da más pena en la vida?
Aparte de las hormigas en filita, de los bebés enfermos, de la gente de Haití, de no entender matemáticas, de odiar mi pieza, de odiar mi cama, de estar tan gorda, de mis dientes chuecos, de mi nariz fea, de mis ojos chicos, de mis piernas cortas, de las pastillas para dormir, de los tubos fluorescentes, de las baratas en general, de la poesía de Pizarnik, de el libro de Elsa Bornemann, de la menstruación, de los dolores de útero, de no ver mucho a mi papá, de que murió Don Alberto, de que hay tanta gente muerta, de que yo no me quiero morir, de que la Sofi llora porque la peinan, de tener que comer comida siempre, de odiar siempre tanto la comida, de que mi abu tiene el brazo malo, de que mi mamá está enferma, de que la Pixa estudia mucho, de que todos los programas de la tele me deprimen.
Lo único que me da más pena en la vida es que yo solamente quiero ser buena y todo me sale al revés.
Lo único que me da más pena en la vida es necesitar tanto a algunas personas para poder sonreír.
Lo único que me da más pena en la vida es haberme enamorado casi irremediablemente de una persona,
darme cuenta que estoy enamorada de algo que a veces se asemeja bastante a lo que odio
y seguir estando tan horriblemente enamorada,
que me da risa.
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