A pesar de todo tengo ganas de seguir bailando, y me invade una extraña y maldita inspiración que me niego a plasmar en el papel por algunas vetas de pesimismo y vislumbraciones de maldad. Estoy en una atmósfera cargada de insunuación, con música indie que hace que me mueva sin querer hacerlo. El ambiente insinúa un cigarro, la música insinúa un beso, el incienso insinúa locura. Las cosas están revueltas, mezcladas, confusas. Todo hace que me mareé y que quiera ver a los ojitos de miel, que le quiera contar lo que soñé anoche -y antes de anoche- y que quiera correr, correr y correr; alejarme de todos y gritar sin que suene muy fuerte para que no se despierten los monstruitos del armario. Quiero irme, pero no quiero irme sin ti, no quiero que pase aún más tiempo sin que te pueda contar lo que siento, no quiero quedarme un segundo más a tu lado sin poder decir cuánto te quiero, no quiero que avance el reloj mientras no sepas como me estoy enamorando de ti, como me duele la vida de tan solo pensar que podría no resultar, como me alegra el día la ilusión de tu amor, como me llena el corazón saber que estás cerca. Pero acércate más, muchachito, que no creo poder seguir viviendo si no estás aquí. Cantemos despacio, para que no se nos escape ni el más nimio instante de este aprendisaje.
No comments:
Post a Comment