Mi mundo ahora está demasiado torcido como para confiar en alguna persona. Mi mundo ahora se reduce a los antialergénicos que matan mi insomnio, los cigarros que matan la ansiedad, y las personas de verdad que matan mi necesidad de amor. Aunque el corazón grite y patalee, he encontrado la forma de no hacerle caso, he perfeccionado la técnica de los oídos sordos y la mente firme, ya no me voy a quebrar, tengo prohibido llorar. Falta poquito para empezar de nuevo... poquito para olvidarme al fin de todo lo que pasó; yo también tengo derecho a ser feliz.
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