Saturday, December 5

digamos que Oníricamente.

Aterricé en el patio de una casa abandonada, un poco desorientada -la casa tenía olor a perro- me dolían los ojos y muchos gatos con colores lisos me miraban y no decían nada. Me sentí perdida y quise correr, pero estaba ella acurrucada en un rincón llorando, se confundía entre los gatos que se amontonaban unos sobre otros mirándome, los gatos no dejaban de mirarme. Quise acercarme y hablarle, consolarla, contenerla. Pero los gatos no me dejaban avanzar y entre la confusión pude ver tres libros en el suelo; uno de Brian Weiss, el Principito y La casa de los espíritus. De pronto ya era de noche y los felinos habían desaparecido mientras yo hojeaba el libro del dr. Weiss, sé que leí "cómo disfrutar una taza de té". Miré hacia el rincón y estaba ella deshecha en el suelo, ya no lloraba, ya no se movía, ya no me miraba. El olor a perro había desaparecido y sentí que flotábamos en color blanco (eso fue porque ayer me quedé dormida pensando en blanco) pero solo lo sentí, porque no pasó, todo estaba igual, pero yo sentía que flotábamos en blanco. Sé que tuve miedo de acercarme, porque sabía que estaba muerta; y yo nunca he visto a alguien muerto. Había tanta sangre. Creo que en ese momento debí despertar, pero no desperté y en el semi-trance supe quién era ella y porqué lloraba, nadie me lo dijo, simplemente lo supe.
Entonces volví a la infancia y recordé todo; la piedra en la cabeza, las barbies en el suelo, la casa con olor a perro, las ventanas abiertas, el Principito, la taza de té, los gatos de colores lisos, la sangre, las miradas, la frustración.
Salí de ese trance extraño y se me durmieron los dedos de los pies, me dolío la cabeza, me dió ataque de estornudos y se me olvidó todo, hasta que ví el gato y olí un perro.-

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