Wednesday, April 28

I choose how to get wrong.

Errores he cometido muchos. Tantos que he perdido la cuenta. Se me fundieron las fechas con las emociones y el llanto y la risa entonces todo es distorsión en mi mente y no sé cuanto me he equivocado pero sé que me he equivocado mucho. A veces no importa, y me como los errores yo solita, los lloro, a veces los analizo y me río y esos son bacanes, y cuando lloro no es bacán porque fue algo tonto y me dolió porque no pensé o quizás le hice daño a alguien o quizás decepcioné a quienes me importan, eso último es lo que me ha pasado más veces y aún me pasa, con cosas chiquititas y con hueás super importantes. Lo más común, lo que más me molesta, lo que más me duele y me enoja, es cuando tomo una decisión y no soy capaz de llevarla a cabo. Digo "no saltaré desde ese precipicio" y al siguiente momento de consciencia voy en caída libre, intentando desesperadamente agarrarme de cualquier hierbajo que pueda salvarme de ese inequivoco impacto. Pero no. Caigo y caigo y caigo, durante horas y horas, sintiendo que se ruborizan mis mejillas y que el tiempo en realidad no existe, que la altura no me mata, pero me mata, y duele y entonces lloro.
Errores he cometido demaciados. Tantos que no los puedo contar. Es más fácil clasificarlos por experiencia. Algunos no piensan en cuanto se han equivocado y son los seres humanos más lindos, viven en paz, o quizás no tanto, pero no aprenden nada y se equivocan tanto que son indestructibles. En cambio cuando analizas tus errores e intentas no cometerlos otra vez vives con miedo, con inseguridad y con los malditos fantasmas del pasado rondando tu cabeza en busca de cualquier momento de debilidad para atacarte, cortarte en trozitos, dejarte sangrando por la boca y por los oídos, buscan algún momento para matarte.
Nos reímos de la gente que tropieza con la misma piedra dos veces. Y yo? Rianse de mi porque he tropezado y me he sacado la chucha incontables veces. Me he levantado y me vuelvo a caer. No aprendo nunca. Queremos empezar desde cero pero la vida continúa. Mis neuronas no hacen sinapsis, yo me caigo del precipicio mil veces, me gusta caer, me agrada la adrenalina y el dolor solo es un paso más para volver a caer en ella. Me vuelvo insensible, no lloro, no río, no pienso, prefiero correr por la calle para no tener olor a recuerdos. Prefiero que me aplasten en el metro y que me duela la espalda por cargar mi mochila llena de libros que no me sirven para luego darme cuenta que El Túnel es en realidad la historia que no quise que ocurriera, esa historia que inventó un personaje en su cabeza, un personaje que yo amaba, con tanta locura como María amaba a Juan Pablo, con tanto dolor, con tantos peros. Prefiero acostarme y sentir la piel erizada, el sol escondiéndose y tiñendo la pieza primero de rojo y luego de azul, después el desfile de colores con los ojos cerrados y el cigarro en la pezuña de caballo.
Da lo mismo, da lo mismo, los errores no cuentan, cuenta la experiencia, cuentan los sentimientos, cuenta el dolor o la felicidad. Cuenta que no estoy arrepentida, aún, cuenta que fui feliz en un momento, cuentan esos segundos que fueron eternos y que no quería que se acabaran... Lo que cuenta es lo que quiero.



{Que se mueran esos arrogantes que escriben en verso y se juran poetas. Yo no soy escritora, yo sólo se escribir y los que están leyendo entonces saben lo mismo que yo.}

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