FENILALANINA

Estoy necesitando un poquito más de llanto, un poquito más de abrazos, un poquito más de amor y menos excusas, menos explicaciones weonas que me sé de memoria, menos intentos de consuelo con frasecitas clichés. No quiero que la gente me pida que no llore, ni que me diga que el mundo no se acaba, o que no hay nada más que hacer (eso está más que claro). Quiero que cuando tenga las pupilas nubladas por las lágrimas se me acerque un ente humano pensador y se quede callado, sin hacer preguntas, sin decir webadas, sin ponerse nervioso; y me abrace y me quiera, y me haga cariño hasta que se me sequen los ojitos. Y que cuando esté yo, fenilcetonúrica adicta a los abrazos, respirando más calmada pero aún llena de mocos y con la carita empapada de gotitas de emoción, con la cabezota apoyada en el pecho de aquél ente humano pensador; haya una risa. De esas risas tontas, de esas de vergüenza, de nervios. Que me diga algo divertido, como que me veo ridícula con los ojos hinchados, o que manché de mocos su polera favorita. Quiero que alguien en este mundo tan grande me sepa consolar, y que no tenga que pedirle que no pregunte nada cuando me vea con pena. Quiero un fenilcetonúrico dispuesto a abrazar quinientas veces al día y que no se canse de recordarme que me quiere.
Porque todos los que me conocen saben que se me pasan olvidando esas cosas.-