Saturday, July 3

It happens.

El mendigo estaba encorvado sobre sí mismo y parecía dormitar, su barba larga estaba mojada y sus harapos olían a humedad. Prendo el primer cigarro. Miro la calle y nada. Decido sentarme a un costado de él, mientras observo impaciente el reloj y aspiro temblando el tabaco encendido. A esta hora el paradero está literalmente congelado. 30 minutos y ni rastros de locomoción. Antes de decidirme a caminar miro al hombre que se encuentra a mi lado. No se ha movido ni un milimetro. Por unos segundos titubeo ante la idea de despertarlo; hace frío y estoy atrasada.
- Disculpe, señor ¿se encuentra bien?
No obtengo respuesta y me desespero. Toco su hombro y está gélido.
- ¿Señor?
He terminado mi tercer cigarrillo. Me inclino levemente para observar su rostro y veo que sus ojos están cerrados. Alcanzo su mejilla con el dorso de mi mano y otra vez tiemblo al comprobar que mis manos se encuentran sobre este hombre que ha muerto congelado. Se ha congelado igual que los fierros del paradero y las ventanas de la micro. Este hombre ha muerto mientras yo dormía en mi cama, o me duchaba con agua tibia, o encendía la cafetera. Se ha muerto y yo lo he encontrado esperando micro una mañana cualquiera a las 6:37 de la mañana.

Decidí caminar a mi destino, irónicamente, para entrar en calor.

1 comment:

PabloPablitoGlobito said...

Masterpiece.