Friday, July 22

miserablemente triste.

Es inevitable que algunas cosas dejen de recordarme a él. Aunque ni siquiera lo sepa, o si lo sepa y se haga el hueón. Mientras todos creen que estaba enamorada de un Cristóbal, yo creo que me enamoré de ese tipo que no puedo decir su nombre, que no se si la boca se me pone chueca cada vez que lo pronuncio o los dedos se niegan a tipearlo. Pueden ser las dos opciones. Puede ser que quiera escapar de lo que es sentir cuestiones grandes por alguien, por alguien que no te pesca, para ser más específica. Igual puedo sobrevivir, no tengo ganas de morir todavía ni de escribirle una carta de amor, porque se cagaría de la risa, porque al rato me sentiría demasiado vacía y demente.
Me enamoré de un tipo más triste que yo, lo que sería fijarse en una misma pero en una versión amplificada de tristeza y en versión msculina. Debería cortarme el pelo, debería volver a pintarme las uñas, a escuchar las canciones de antes, a sentir la misma rabia de cuando tenía 15, a volverme de cemento otra vez y cantar fuerte en la micro, a escribir sin corregir nada, a mirar menos tele, a escuchar más música de esa con la que te dan ganas de patear cajas. Ese tiempo cuando no me daban pena muchas cosas, cuando tenía que hacerme cargo de nada y comer baton a la salida del colegio, cuando tenía amigas de cartón y copuchar era fabuloso, cuando no sabía qué quería ser, ni tenía idea que el mundo era tan maricón, ni que andar en micro era tan caro.

No comments: