Wednesday, December 1

de porque escribía antes y hoy ya no escribo más.

Me cuesta dormir. He tomado esas pastillas que me ayudan a conciliar el sueño pero aún así revolotean en mi mente pensamientos un poco absurdos, otros coherentes y otros abúlicos y excitantes.
No escribo lo que siento hoy, no escribo y ya no me confieso con quien antes era mi mejor amigo y confidente, porque no ha sabido resguardar mis secretos a salvo de los ojos ajenos espectantes y mal acostumbrados a la belleza de los escritos que nacen de la imaginación y de la fantasía. Ya no consigo confiar en el papel. Es por eso que no logro dormir, es que mi consciencia aún me reclama escribir mis prosas añejas mientras doy vueltas en la cama, y me pongo a pensar que debo escribir algún día sobre lo efímero y lo pegajoso, pienso que quizás algún día debo sentarme a conversar con estas hojas que siempre me escuchan y con este lápiz que siempre ha sabido hablar por mi. Pienso que quizás si dejo que la tinta fluya sola por entremedio de las líneas podré ver por fin el color de los sueños otra vez, y dejar de pensar tanto sobre lo que algún día puedo, podría o podré escribir y simplemente anotarlo de una buena vez.
Haz sido mi mejor amigo y el peor traidor.
Mi papel querido que se arrastra en los pies, que despegotea mis pensamientos, que alza los brazos y me invita a volar, que cierra por mi los ojos e inventa el destino, me cuenta el pasado como si fuese testigo, me muerde las ojeras y pregunta por la casa, por los amigos, por el corazón.
Hoy me haz traicionado. No importa cuanto ame yo por dentro, no importan las aventuras que cuentes para llevarme muy lejos del mundo real... siempre que te quedes en la boca de las palabras que saben juzgar quedaré en ridículo con la inspiración cortada y una explicación que dar.
Hoy ya no consigo soñar porque no puedo desprenderme de la consciencia que antes le relevaba al papel, porque él me ha traicionado y se ha dejado leer.-


(03:02 a.m. 22 de mayo del 2010)

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