Friday, March 20

La pelusa es un perro-gato.-


Aprendí a dejar de lado mi adicción por el café ahora que tengo que cumplir un horario. Pero hoy es viernes y nada impedirá que retome mi dependencia al povito café diluido en agua hirviendo con una y media de azúcar. Me encantaría tener una cafetera. Dicen que el café de cafetera tiene años luz de diferencia con el café instantáneo y además huele riquísimo en cualquier lugar de la casa donde lo prepares, pero no tengo plata para comprar una cafetera. Voy al cumpleaños número 76 de la abuelita de la hija de la prima de mi papá, que se resume en La Tía Tita. El pájaro del cable me mira con ojos de huevo y yo sólo me pregunto si ese pájaro ha comido huevo alguna vez y si eso es considerado una abominación. Va a llegar el día en que ese pájaro me hable y yo no atinaré a nada más que a responderle. La pelu me mira desde el suelo. Aunque sé que es un perro a cada rato pienso que es un gato, porque se pasea por mis piernas, me llora para que le haga cariño, me sigue a todos lados... falta poco para que ronronee y duerma a los pies de mi cama (estoy segura que lo haría de no ser porque duermo en cama alta). Algo anda mal, pero todavía no cacho qué.-

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