Monday, October 11

it feels like home.

De nuevo todas esas pesadillas. Duermo inquieta, me despierto, me destapo, me enredo, me levanto, salto, sueño, lloro, un poco a veces me río, otra vez amanece y mis ojos están abiertos, expectantes, mis pestañas están húmedas, de nuevo todas esas pesadillas. Recuerdo un tiempo atrás, cuando bastaba pensar que al día siguiente todo estaría bien, tal como estaba cuando me fui a dormir, que la lucha contra los monstruos nocturnos era sólo unas horas y a la luz del día todos los fantasmas se esconden tras la puerta, bajo la cama, y ya no hay nada que temer. Ahora los monstruos me persiguen, se acercan a mi cara despacio en la mañana y me gritan verdades que no quiero escuchar, nadie quiere escucharlos, monstruos, váyanse de una vez, déjenme en paz, ya no quiero tener nada que ver con ustedes. Pero siguen aquí, vuelven, en la noche gritan más fuerte, se meten en mi cabeza y me recuerdan las pequeñas cosas que me hacen llorar, esos pequeñísimos detalles, no sé como los vi, pero se quedaron para siempre pegados en mi cabeza y la fiebre los hace volver con más fuerza, esas pequeñas cosas que desearía olvidar. ¿Conoces esas pequeñísimas heridas que duelen mucho más que las grandes magulladuras? Mis recuerdos son así. Entonces veo un pequeñísimo, y, para cualquiera que lo piense, quizás insignificante detalle. Y estaba aquí, y ya no está. Mi pequeña herida. Mis monstruos mastican cada trocito de cordura restante y me lanzan a la cama con una violencia innecesaria, se abalanzan sobre mi y comienzan a luchar, yo me resisto pero continúan, finalmente me vence el sueño y mi cabeza no deja de batallar contra los celos, contra los recuerdos, contra las heridas, contra el estrés, contra la preocupación, contra las mentiras; y todas esas cosas feas y malas se cuelan en los sueños y de nuevo todas esas pesadillas, mi amor, de nuevo tengo pesadillas. A veces bastarían un par de mentiras para quedarme tranquila: "te quiero", "estoy contigo", "voy a abrazarte cada vez que lo necesites", "voy a sostenerte cada vez que caigas". Pero son mentiras y de todas formas no llegaría muy lejos a costa de ellas. Tal vez un indicio de preocupación, algo que me indique que si un día desaparezco de la faz de la tierra quizás esa-persona-que-tanto-me-importa si se molestaría en buscarme un poco, qué se yo, debajo de una piedra, al otro lado del teléfono, a la vuelta de la esquina, si total igual sabe de sobra donde vivo. Pero no. Si yo no estoy la persona en cuestión tampoco está. Si yo no levanto el teléfono la persona en cuestión está muerta para mi. Si yo no golpeo su puerta la persona en cuestión es un recuerdo vago, como el humo cuando forma circulitos (yo nunca pude hacer esa hueá). Quizás si en serio me molestara en intentar que funcione... pero bueno, no, creo que ya basta de humillaciones. Des-a-pa-re-cer, des-va-ne-cer-se, ol-vi-dar, se-guir, re-co-men-zar. Tengo pena. Porque anoche volvieron las malditas pesadillas. Creí que una llamada ayudaría, pero no ayudó. Creí que salir a distraerme ayudaría, pero no. Creí que caminar un rato sola para relajarme y pensar ayudaría, pero solo fue peor. Creí que un abrazó lograría solucionar algo... pero nada se solucionó. Y las promesas (las mismas de siempre, esa que la gente dice pero en realidad no considera) siempre son simples palabras arrastradas por el viento, que más encima está tibio y no me deja pensar. Así que me siento a esperar y no pasa nada. Nunca pasa nada. Sé que esta noche tengo que dormir pero no sé si lo lograré. Escribo, escribo, estallo, exploto, espero, me rindo. Siempre los demás. Siempre la compañía. Yo tampoco sé qué pretendo, no sé que quiero, no sé que espero (en el fondo lo tengo clarísimo pero jamás lo voy a decir). Esto desahoga un poco. Pero nada más un poco. Un abrazo estaría mejor. Un abrazo y una de esas conversaciones que no tenemos hace tanto tiempo, como intentando arreglar el mundo, o yo intentando reparar mi mundo que está hecho trizas en el suelo, por tantas cosas que es injusto ponerles un sólo nombre encima. Me da vergüenza hacer estas cosas y las hago igual. Espero que pase algo después pero yo sé que nunca pasa nada. Siempre quiero cambiar el mundo escribiendo pero nadie me lee como quiero que me lean. Un abrazo y alguna frase que incluya un "para siempre" o un "jamás" y entonces sentiré que el mundo vuelve a  girar. Qué días más raros estos.

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